viernes, 23 de enero de 2015

Empanadas Margariteñas

               
                Empanadas Margariteñas




La acepción de la palabra empanada procede del verbo empanar que según lo define el DRAE es encerrar algo entre dos panes para cocerlo en el horno o rebozar  un alimento en pan antes de freírlo.
De allí en adelante, los límites son aquellos que impone la imaginación. En Italia, Grecia, Reino Unido, Rusia existen preparaciones semejantes. De España, la gallega ha recorrido el mundo. Al otro lado del Atlántico, en nuestra latinomérica, las variedades y formas son numerosas. Desde México hasta Chile se comen empanadas de trigo o de maíz en diferentes formas y rellenas con los ingredientes propios de cada tierra.
El origen de la empanada, como el de casi todos los alimentos que preparamos, es difícil de rastrear. Las que comemos en latinoamérica son un legado cultural de los conquistadores españoles, quienes a su vez aprendieron a hacer empanadas de sus colonizadores árabes y de los judíos.
Por esa variedad, el título de este post va con su apellido al lado: “Empanadas venezolanas”.
Para mí la empanada es un plato de socorro, porque partiendo de una preparación base de la masa, el relleno puede ser cualquiera, muchas veces esos restos de una comida que no queremos desechar porque sientes la voz de tu mamá diciéndote al oído: “Es pecado botar la comida” (yo a mi madre la escucho continuamente). Lo cierto es que las cosas no están para excesos y a  todos nos viene bien aprovechar los recursos y ahorrar.
Estas empanadas cuya preparación hoy les explico fueron hechas con los restos de una albóndigas que sobraron de la comida. Lo suyo fue picarlas en pequeños trozos y, voila, he allí un relleno para empanadas y cena casi resuelta. Pero los rellenos de las empanadas pueden ser tantos como se nos ocurran, carne, pollo, pescado, queso, caraotas (frijoles negros), etc.
INGREDIENTES:
Para la masa:
  • 200 ml de agua
  • 1 cucharadita de sal
  • 3 cucharadas de azúcar
  • 200 grs. de harina precocida de maíz amarillo

Para el relleno:
  • cualquier tipo de relleno que le quieras colocar, puede ser pollo, carne, frijoles, queso, jamon, etc.

PREPARACIÓN:
1.- Mezcla por una parte todos los ingredientes secos, excepto la sal y el azúcar. Deshaz el azúcar y la sal en el agua. Luego agrega el agua a los ingredientes secos y amasa. Debe quedar la masa suave pero firme.
2.- Haz una bola pequeña de masa y en un trozo de material plástico, extiéndela hasta que quede un círculo fino de masa. Ayúdate, para extenderla bien, mojando la punta de los dedos en agua templada.  Pero, cuidado, sin pasarte, porque si se hace muy blanda el peso del relleno la puede romper. A mí me gustan las empanadas delgadas, así que el grosor del círculo es 1/2 cm.
3.- Para hacer este paso de la preparación, yo suelo utilizar una bolsa de congelación grande. La corto con una tijera y utilizo sólo una de las caras, la otra te servirá para futuras preparaciones de empanadas. Te quedará una superficie de plástico de unos 27×30 cm. aproximadamente. Antes de extender la masa es bueno preparar la mesa de trabajo con la superficie de plástico, un envase con agua templada para mojar los dedos y un plato redondo y hondo de unos 12 cm de diámetro,  para darle forma a las empanadas.
4.- Una vez extendido el círculo, coloca a un lado una cucharada de relleno
5.- Levanta la superficie de plástico y dobla haciendo un semicírculo.
6.- Con el plato hondo se cortan y cierran los bordes.

.- Y finalmente, se fríen en abundante aceite a fuego medio.

TRUCOS Y CONSEJOS:
1. Agregar el azúcar y la sal al agua y no a la harina es un truco de mi amiga del blog Cocina de Valen y que funciona perfecto para que al freír la masa no se rompa.
2. La levadura química o impulsor es eso que mucho conocemos como polvo de hornear. A los venezolanos les resultará extraño que lo agregue a la masa. La razón es porque en España la harina de trigo común no suele traer leudante, al agregar la harina de trigo se hace que la masa sea más suave y con la levadura se hace que sea más esponjosa.
3. La cantidad de azúcar y de sal siempre es referencial. Para mí estas cantidades son justas, porque me gusta que la masa tenga el puntito justo de dulce, pero hay a quien le gusta que la masa sea más dulce y tenga un “alto contraste” de sabor con el relleno.
4. La cantidad de agua también es relativa. Cuando yo utilizo rellenos “salsosos”, lo cuelo y separo lo sólido de lo líquido, porque si el relleno tiene mucha agua se rompe la empanada. Algo del líquido (unas tres cucharadas) de la salsa se lo añado a la masa para hacerla más sabrosa, con lo cual, debo agregar menos agua. La textura de la masa debe ser la de un trozo de plastilina, suave pero firme, si queda muy floja es más difícil trabajarla, recuerda que al extenderla, te ayudarás con otro poquito de agua.
5. La harina de maíz precocida se consigue en variedad amarilla y blanca. En España se consigue en las principales cadenas de alimentación. Si no, en las tiendas latinas de alimentación se puede conseguir porque es un ingrediente esencial de nuestra comida. Pero, recuerda, tiene que ser precocida, porque existen otras variedades de harina de maíz.

A LA HORA DE SERVIR:
La empanada es una comida muy completa que comprende una ración de carbohidratos y de proteínas. El balance perfecto se logra acompañándolas con una ensalada fresca, por ejemplo.
Para beber, si optas por un vino, hay que tener en cuenta dos cosas, el dulce de la masa y que el relleno es graso y condimentado. Para armonizar con el dulce iría muy bien un espumante demi-sec o un frizzante que es fresco, tiene poco alcohol y es perfecto en verano. Para maridar por contraste, si eres más de tinto, va bien con un vino de cosecha (sin barrica) que no sea demasiado seco, sino más bien con mucha fruta.

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